Hoy es común ver a los jugadores vistiendo o luciendo marcas
particulares asociando su imagen a estas empresas y son la cara visible de
determinadas firmas, en la actualidad es algo corriente con los íconos
deportivos, pero eso no pasaba hace más de 40 años.
En 1974, en la antesala al Mundial de Alemania Federal el
crack holandés mantuvo una pelea con su federación por un conflicto de
intereses en cuanto a la vestimenta.
El mítico holandés Johan Cruyff, considerado como uno de los
mejores jugadores de todos los tiempos, mantuvo una pelea con la federación de
su propio país antes del inicio del certamen celebrado en suelo teutón.
El legendario número 14 era auspiciado en ese momento por la
reconocida marca deportiva Puma -toda una novedad en ese momento- y su
seleccionado vestía la conocida Adidas, había un choque de intereses en una
época donde aún no había regulaciones claras sobre este tema.
Los dirigentes holandeses le habían dicho a Cruyff que tenía
que usar la vestimenta oficial de manera obligatoria, más allá del contrato que
él mantenía con la marca rival (era la cara visible). Sabiendo su importancia
para el por entonces equipo conducido por Rinus Michels, el enorme Johan amenazó
con no jugar el Mundial si no respetaban su vínculo personal.
Claro, los que vestían al futbolista no querían que usara la
ropa de la competencia. Y menos en una Copa del Mundo. El involucrado presionó
y las partes llegaron finalmente a un acuerdo.
¿Cómo se resolvió? Con flexibilidad, se arribó a una curiosa
solución. Holanda respetó el contrato que su emblema poseía y lo realmente
llamativo fue ver al capitán naranja con dos de las clásicas tres tiras en su
camiseta. ¿Qué hacía? Antes de salir a la cancha, se arrancaba una para
diferenciarse del resto y, por supuesto, no tener problemas con la marca que lo
vestía. Hoy, eso no pasa porque hay normas y regulaciones de convivencia
comerciales. Coexisten bajo un determinado marco legal.
Fuente: Ole.com.ar
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